Este Enero se congela casi todo, el precio de la luz no.
La subida del precio de la luz es un tema que está en boca de la gran mayoría de los españoles. Desde agosto del año pasado hemos sido testigos de un incremento progresivo del precio del kWh, que continúa en 2017.
El gobierno y las eléctricas nos dan vagas explicaciones sobre esta subida. Nos dicen que no pueden hacer nada al respecto, que ellos son los primeros interesados en que el precio se mantenga bajo porque con un precio alto el consumo disminuye… pero está claro que esto no es verdad. Los ciudadanos y empresas no consumen energía por gusto. Necesitamos consumir energía porque necesitamos poner la lavadora, encender la calefacción, o fabricar tornillos. Por eso, por más cara que sea la electricidad, no podemos dejar de consumirla. Lo que sí ocurre si pagamos la electricidad más cara, es que aumentan los beneficios de las eléctricas y aumenta también la recaudación del IVA.
La explicación que nos dan sobre la subida de precio, es que hay mucha demanda de energía. Además de nuestro consumo, estamos exportando energía a Francia por el parón de sus centrales nucleares. Y que es muy caro producirla porque los embalses apenas tienen agua, no hay mucho viento y el petróleo está más caro, lo que encarece a su vez el gas.
Bien es verdad que ante la alta demanda de energía y la falta de agua y viento, la centrales térmicas y de ciclo combinado han tenido que ponerse en marcha. Y que la producción de energía por parte de este tipo de centrales es más cara que la producción de energía de origen renovable. Pero también es verdad que estas centrales reciben cada año millones de euros por estar paradas y disponibles para generar energía a un precio razonable cuando es necesario. Y que los millones de euros que reciben estas centrales, los pagamos todos los consumidores de electricidad en nuestra factura de la luz. Y que esta especie de subvención que reciben estas centrales, los pagos por capacidad, debería ser capaz de amortiguar su alto coste de generación de energía para que no repercuta de esta forma en nuestros bolsillos.
Parece claro que una auditoría del sistema eléctrico es totalmente necesaria. Hay que revisar los mecanismos de compra-venta de energía del mercado actual, aclarar cuales son los costes reales del sistema y también a qué se destinan todas las partidas de gastos que están incluidas en el recibo de la luz.
Pero también existen otras medidas que permitirían contener y mantener estable e incluso reducir el precio de la luz. Una de ellas es el estímulo del ahorro energético y del uso de energías renovables. Otra medida es el impulso de una arquitectura sostenible basada en la construcción de edificios de energía cero. Por último, el fomento del autoconsumo desarrollando una normativa que no lo penalice. Así que nadie nos diga que no se puede hacer nada al respecto.